Un poco antes de Navidad lancé una encuesta entre los candidatos a las escuelas de arquitectura, y ha llegado el momento de presentar los resultados. Los candidatos podían elegir dos respuestas entre diez opciones. Los resultados que presento excluyen los 65 votos en blanco y solo tienen en cuenta los 195 votos válidos.

En mi segundo gráfico agrupé las diferentes opciones en cuatro categorías. Se observa claramente que los elementos externos como la ubicación de la escuela o su coste no asustan a los aspirantes, aunque en cuanto al coste se pueden calcular unos 30 € al mes en materiales para maquetas. También es tranquilizador ver que el expediente escolar no tiene un peso abrumador; otros factores como la cultura y los aspectos artísticos están bien presentes. Esto demuestra que la arquitectura no es un oficio que pueda reducirse a A+B=X, sino que está profundamente conectado con la vida. Como dijo Victor Hugo: «La arquitectura es el gran libro de la humanidad, la expresión principal del hombre en sus diversos estados de desarrollo, ya sea como fuerza o como inteligencia».

A pesar de la motivación de algunos, la tasa media de admisión ronda el 10%, por lo que muchos piensan en un plan B. Algunos estudiantes se orientan hacia las MANAA; otros eligen un año de historia del arte en la universidad, aunque no creo que sea la mejor opción. Hay dos caminos que se toman a menudo y que considero justificados e interesantes: el BTS Design d’Espace, que además de reforzar la habilidad de dibujo, desarrolla la creatividad artística; y el DUT Génie Civil, que ofrece una visión pragmática de la arquitectura, enseñando técnicas de construcción y trucos prácticos. Esto fortalece la viabilidad de los proyectos y puede reducir los costes, como comentaron Renzo Piano y Richard Rogers acerca de que el Centro Pompidou habría sido mucho más barato si hubieran conocido ciertos trucos de construcción. Sin embargo, si se fracasa en las pruebas de admisión, no es tan grave. Algunas escuelas prefieren a estudiantes más maduros que a los recién salidos del instituto. Es una oportunidad para dedicarse a otras cosas, ampliar la cultura personal, ya que la arquitectura no es solo arquitectura: también es fotografía, pintura, música, cine, teatro, etc. Los viajes son muy apreciados por los jurados.
Este año, las escuelas de arquitectura han adoptado el procedimiento «admission post-bac», el portal gubernamental para la orientación después del bachillerato. El periodo de preinscripción termina el 20 de marzo. Tras esa etapa, cada escuela decide libremente su método de selección. La mayoría –como las escuelas de Nantes o Lille– organiza una entrevista; otras, como Lyon o Grenoble, realizan pruebas escritas. Estas pueden incluir una prueba de dibujo, un examen de cultura e historia de la arquitectura y una prueba tecnológica. Cabe señalar la particularidad de Grenoble, que selecciona 40 expedientes directamente sin entrevista.
